Una no se va cuando se va su cuerpo, una se va cuando se va su alma. Y yo ya me fui hace un tiempo. No mucho, lo suficiente.
Cuando lo que te entusiasmaba empieza a aburrirte y el aburrimiento a desesperarte. Cuando lo que estaba en tu mano está hecho y sabes que no podrás hacer más porque no depende de ti. Cuando no hay posibilidad de mejora con respecto a tus pasos anteriores, que no con respecto a nadie más, es hora de plegar.
Pero qué bien lo he llegado a pasar… porque la parte buena ha sido muy buena.

Que yo lo dejaba cuando quisiera, en lo que estuviere en mi mano, lo tuve siempre claro. Ni cuando calculaban mis enemigos y me aconsejaban los amigos, ni cuando llegara el día del último viaje laboral establecido y obligatorio. Aprovechando el privilegio funcionarial, lo he dejado cuando he querido… ¡click!
Siempre fui a mi bola (mal hecho) antes, durante y después, y siempre tuve un solo objetivo. Fui al cargo sola (bien), a pecho descubierto (mal) y la Vida me ha resuelto lo que yo no pude, no supe o no vi (gracias). Y gracias a esta concentración en una sola cosa, me enfadaba (mucho) cuando los palos en las ruedas (infinitos) me impedían ocuparme de mi único interés.
En definitiva, el aprendizaje ha sido mucho, a veces duro, a veces la mar de interesante. El balance, contra todo pronósitco, ha sido maravilloso.
Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes.
Si quieres ser ejemplo para tus hijos, recupérate de esa risa.
Os lo resumo en imágenes de mis mejores jugadas:

















No sé si habrá alguien que tenga una sonrisa de foto más bonita que Ella 💜
Le guste o no, la quiero con el alma y para siempre.









Qué cosa más hermosa poder volver la vista atrás y darte cuenta de que lo bueno fue tremendamente bueno y mucho más abundante que lo regular. Y pues como os decía, que gracias a toda esta gente y a la que no tengo tiempo ni espacio para poner (faltáis muchos, muchas, muchísimos y lo sé), la cosa que os venía contando ha terminado tal que así:



Siempre tuve un hombre en la sombra y gente bonita a la que no siempre cuidé como merecían de bien, pero ya saben, soy de meterla en el último minuto y…
… la vida me la puso cortita y al pie y supe aprovechar la jugada, el tiempo de descuento y que el portero no se lo esperaba. Un completo lo llaman. Y una vez que llueve, ¿me voy a esconder?

Y como la vida es corta pero un solo día puede dar mucho de sí, hasta pudimos bailar como si nadie nos viera.
That’s all folks!
Pasamos a la siguiente pantalla del videojuego intentando hacer cosas buenas y que estén buenas. Si sale bien, bien y si no, también. Gol.
Pasado mañana, ya en el día cero o uno o dos (ya sé la que he liado) del nuevo capítulo, os escribiré una entradilla más ligera para contaros cómo fue aquel día en el que llegué a casa con la falda larga al viento, las rayban en la punta de la nariz evitando la risa para que no se cayeran al suelo, el bolso en una mano y las bragas en la otra. Ya si eso, mañana.
La despedida de David ha sido emocionante, de verdad. ¿Y la tuya? Besos
Yo no hablé 😉